jueves, septiembre 24, 2009

Raseros




Ayer, la policía española cumplía una orden de la justicia argentina y detenía en el aeropuerto de Valencia a un comandante de Transavia Airlines por su presunta participación en los vuelos de la muerte en 1983.

Está bien que la policía española sea receptiva a los requerimientos de la justicia argentina si se trata de perseguir tan execrables crímenes. Con casos como este queda claro que si se quiere, resulta muy sencillo detener a un extranjero que entra en un determinado país a instancias de un tercer país.

Por eso, sólo me pregunto entonces por qué, también ayer, nadie pudo o quiso pedir al FBI que detuviera a Muammar Gaddafi tan pronto puso un pie en suelo norteamericano, si se habría tratado de perseguir muy execrables crímenes acaecidos en 1988.