jueves, junio 12, 2008

De piquetes, terroristas, huelgas y contradicciones gubernamentales


Tiene toda la razón la esposa de Juan Carlos Páez, el camionero malagueño que experimentó el pacifismo sindical en sus propias carnes el pasado martes: Lo que le han hecho a su marido es propio de terroristas. ¿Acaso no es terrorismo quemar vehículos? ¿Acaso no es terrorismo asaltar, armados con cuchillos, una flota de camiones para interrumpir su circulación y zarandear a las fuerzas de orden público? ¿Acaso no es terrorismo amenazar, perseguir y agredir con el objetivo de pisotear el legítimo derecho al trabajo? ¿Acaso no es terrorismo conculcar la libertad de los ciudadanos, que es el bien más preciado del que disfrutan en Occidente? ¿Acaso no es terrorismo arrebatar a la policía el monopolio de la violencia?

Los piquetes ejercen acciones terroristas, porque es innegable que el terrorismo es la sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror. Y se infunde terror para evitar que a nadie se le ocurra salir a trabajar, bajo la amenaza de terminar como el camionero Páez. Con terroristas no se negocia, y si realmente en algo quieren ayudar los estúpidos huelguistas, comenzando por ese tal Julio Villaescusa, para resolver sus problemas, que se marchen todos a Aruba, a dedicarse a la pesca submarina a pulmón libre. Que se marchen todos y nos dejen a los seres civilizados aquí viviendo tranquilos. Ésa será su contribución a la solución de la crisis.


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Vaya papelón tiene el gobierno. Los socialistas apoyaron la huelga general del año 2002 contra Aznar porque ellos ven bien que pueblos enteros de Andalucía y Extremadura trabajen un mes al año. Apoyaron aquella huelga y por lo tanto apoyaron a los piquetes terroristas que, bajo la amenaza, la coacción y la violencia, impidieron que la gente pudiera adherirse libremente o no a aquella mierda. Ahora, tienen que combatir a los piquetes terroristas y dice Rubalcaba que van a ser contundentes. Ya les está bien empleado.