miércoles, septiembre 26, 2007

En una nueva entrega de las dos varas de medir


Primero fue María Progresa Campos, que sugirió que la infanta Elena y Jaime de Marichalar iban a divorciarse. Luego vino la amable reacción de los independentistas a la visita del Rey a Gerona. Posteriormente, la quema masiva de fotos del monarca, la autoinculpación (¡yo mismo les llevaré a prestar declaración como imputados, si les hace falta!) de Héctor López y Uriel Bertran como partipantes imaginarios de esos actos. Hoy he visto en mi ex facultad una inmensa pancarta que reza Cremem la corona espanyola! que debe llevar por ahí varios días. Y ante todo eso, obviamente, ni el gobierno ni ningún progre ha mostrado la más leve reacción, la más mínima queja, más allá de algún balbuceo aislado de Zapatero antes de ayer.

Pero hete aquí que llega el vocero Federico Jiménez-Losantos y pide que el rey abdique y... ¡zas! ahora sí que sale la progresía en barrena, en defensa de la institución monárquica frente a los ataques de la derecha extrema.

Pedir que el rey abdique es una legítima opinión, que sólo tiene la influencia que la internacional mediática le quiera atribuír a FJL. Quemar fotos del Rey a cuenta de su presencia en un determinado lugar del territorio nacional es sencillamente un delito. Pero en unos casos los progres callan y en otros se suben por las paredes. Menos mal que tenemos un rey muy republicano.