domingo, enero 14, 2007

Los últimos quince días


En términos de estricta lógica de guerra, a efectos estratégicos, de cálculo electoral, el trágico accidente del 30 de diciembre de 2006 en el aeropuerto de Barajas conllevó un grave problema para el Adolescente.

En su lógica de marginación y demonización del adversario, el presidente Rodríguez perseguía sin descanso una reforma del equilibrio institucional español desde su llegada a la Moncloa para expulsar del sistema democrático a la derecha española, como única vía para mantenerse en el poder por dos motivos: 1) sus apoyos parlamentarios le obligan a ello y 2) un PP visto como "partido normal" por los ciudadanos que eventualmente dan o quitan su voto a uno de los dos grandes partidos es demasiado peligroso. La negociación con Eta era, pues, un elemento esencial de confrontación con la derecha.

El trágico accidente puso a Rodríguez contra la pared. No podía volver al pacto antiterrorista porque va contra la esencia de su ejercicio del poder: aniquilación de la alternativa. Y no podía seguir negociando con Eta, obviamente. Solución: desaparecer. Y se fue a Doñana.

El hecho de que Eta volviera a matar sin un anuncio previo de la ruptura de la tregua impidió que el Psoe le pudiera echar la culpa al Partido Popular. Pero ahora, dos semanas después del atentado, el tiempo transcurrido y la manifestación convocada ya lo han permitido: la culpa, del PP. Por fachas, por no querer manifestarse por la paz. La política de cordón sanitario ha hecho su buen efecto y ya tenemos de nuevo al único partido de la oposición presentado no como una alternativa de regeneración democrática sino como una horda de insensibles que piden banalidades como el cumplimiento de la ley en lugar de evocar la paz, oh, la pazzzzzz.

Mal hizo el Partido Popular cuando se negó a acudir porque no apareciera inicialmente la palabra "libertad" en el lema. Habría bastado negarse a ir a la mani por haber sido convocada por un sindicato, una organización mafiosa, criminal, extorsionadora, clientelar, esencialmente liberticida. Cómo va a pedir libertad la UGT. Cómo van a manifestarse contra un grupo terrorista las de las rosas blancas que se hacían fotos con el partido de los terroristas. La manifestación la debería haber convocado el gobierno un día después del atentado pero, ah, claro, no habría habido réditos, ni cordones sanitarios, ni Carmen Chacón calificando de miserable la actitud de la oposición.

Ante la degradación permanente de la calidad moral de la vida política española me siento cada día más horadado por el asco.