sábado, diciembre 30, 2006

Cómo hemos llegado hasta aquí


Dividir y enfrentar a los ciudadanos para enquistar la pugna ideológica, de forma que la izquierda y la derecha se mantengan en compartimentos estancos y que, por lo tanto, la izquierda se perpetúe en el poder dado que estamos en un país con mayoría social de izquierdas. Es una estrategia tan carente de escrúpulos como eficaz, tan impropia de un estadista como rentable.

La acción política consistente en explotar un odio desmedido hacia la derecha española basado en un cúmulo de estupideces, falsedades y simplezas ha transformado a nuestro país en un inmenso lodazal y ha convertido en necio a todo aquel que haya asumido los planteamientos pseudointelectuales de la izquierda representada en el parlamento.

La situación actual de nuestro país tiene su origen 4 años y medio antes. 20 de junio de 2002. El gobierno del Partido Popular preparaba una reforma sobre el sistema de protección del desempleo. Sus principales características, la eliminación del subsidio de desempleo para aquellos que rechazaran de forma consecutiva más de tres ofertas de trabajo por parte del INEM y la supresión de la prestación del Plan de Empleo Rural para los que no lo estuvieran cobrando en ese momento.



Vagos y maleantes haciendo huelga contra la supresión de subvenciones gratis total


En ningún momento nadie del PSOE ni de, por supuesto, los sindicatos, emitió la menor construcción intelectual sobre la reforma del PP. Lo importante era que Aznar era un facha que quería fostigar a los honrados hijos de los honrados y estresados trabajadores del campo andaluz que querían seguir pasando, como sus padres, nueve de los doce meses del año cobrando una subvención sin trabajar. Curiosamente, los nacionalistas catalanes, esos que se quejan del deficit fiscal y estas chorradas, dieron su apoyo a la huelga, querían seguir financiando el PER. La huelga, por lo visto, fue un éxito, si incluímos, claro, a todos los que no trabajaron o no abrieron su comercio por miedo a los sindicalistas extorsionadores, valga la redundancia.

Medio año después llegó el hundimiento del Prestige, y la demagogia, la irresponsabilidad y la idiocia mental del PSOE y acólitos subió un escalón.



Vagos y maleantes, culpando a un gobierno del hundimiento de un barco


Aquellos días en que Telecinco pasó a ser conocida como la cadena del chapapote se saldaron con inmensas manifestaciones en las que se responsabilizaba al gobierno del hundimiento de un petrolero, porque el día del temporal en el que el Prestige empezó a tener problemas don Manuel Fraga se había ido a cazar. La responsabilidad de Aznar en la catástrofe era tan indiscutible que los progres se negaron a discutirla. Le dabas una patada a una piedra y te aparecían seis expertos que conocían que se debía haber hecho para evitar el hundimiento. Por último, uno que ahora es ministro de regularizaciones masivas falsificó un documento oficial con tippex.

Medio año después, la guerra de Irak. Nunca en España se había visto tal cosa. El odio descargado por los progres, a los que por supuesto la paz en Irak les importaba un pimiento, fue indescriptible, homérico, arrollador, extenuante, elefantiasico. Es destacable, en este punto, el papel del entonces presidente del grupo parlamentario popular en el Parlament de Catalunya, Alberto Fernández Díaz, a quien le tiraron una maceta a la cabeza en Reus, en nombre de la paz, por supuesto.



Vagos y maleantes, haciendo el vago ante la sede provincial del PP en Gerona, sin un solo grito conocido contra Saddam Hussein


Manifestaciones ante las sedes del PP, acusaciones de asesinato al presidente del gobierno y a los diputados del PP, agresiones, saboteos de actos electorales y un jamón robado en el Corte Inglés fueron los logros de la política de oposición responsable de Rodríguez y de su periódico favorito en aquellos momentos, El Mundo, una publicación en la que algunos ignorantes ven el faro ideológico de la derecha. Nunca olvidaré a algunos compañeros de mi facultad, defensores de Batasuna, de la dictadura castrista o del Servilletas no pocos de ellos, soltando memeces sobre la noviolencia. Fue una vergüenza aquella época, y fue un orgullo para mí estar al margen de toda aquella basura.

El 11M se subió un peldaño más. La actitud de odio indisimulado que Rodríguez había abonado durante los dos años previos rebosó en aquellos días que todos recordamos. En los atentados del 11M murieron 191 personas, y como la autoría era islamista, Aznar era un asesino.



Vagos y maleantes, echándole los muertos a los que creemos en la libertad individual, la propiedad privada, la meritocracia y esas cosas. Al fondo vemos al candidato de ICV, Joan Herrera; le faltaba su bicicleta multicultural y ecosostenible.


El PSOE vulneró la jornada de reflexión, el Grupo Prisa intoxicó a más no poder y los ciudadanos dieron una muestra de cuán mezquino se puede llegar a ser. Poco importa que los únicos datos reales de la investigación tras los atentados procediera, prácticamente en tiempo real y con toda la información antes de la jornada electoral, del gobierno que supuestamente mentía y ocultaba.



El gurú de todos los vagos y maleantes


En este año 2006 se han batido todos los records de infamias por parte del PSOE. Ahora nos parece normal, porque venimos de cuatro años aguantando sus pepiñeces basadas en 1) la nada intelectual y 2) el odio insano, destructor, a la derecha. El presidente del gobierno, por boca de su monosabio Pepiño Blanco, ha acusado al Partido Popular de organizar una trama incendiaria en Galicia, de oponerse al estatuto de Cataluña por catalanofobia y de no desear que Eta deje de matar. Y así hemos llegado hasta aquí.

No cabe duda de que los atentados terroristas son siempre culpa de los terroristas y única y exclusivamente de los terroristas. Me comentan que en la red ya está el imbécil de Luis del Chino responsabilizando parcialmente al presidente del gobierno. Sin embargo, si ZP tuviera un poco de coherencia, en su comparecencia de hoy debería haberle echado la culpa del atentado en el aeropuerto de Barajas a Mariano Rajoy y José María Aznar, como ha hecho con todo en los últimos años. Debería haber hecho como Enric Sopena hoy en su plural.com, donde no ha tenido escrúpulos para responsabilizar indirectamente a Alcaraz, el peculiar líder de la AVT.