miércoles, mayo 17, 2006

Dialéctica maragalliana




El expresidente de la Generalitat, Pasqual Maragall (¿o aún no?), ha dado una conferencia hoy en los Desayunos de Europa Press. El líder de los maragallistas catalanes ha ilustrado al público asistente con la profundidad de su discurso y el manejo ordenado de sus figuras y conceptos. A mí se me ocurrirían numerosas preguntas que hacerle sobre su gran [su único] proyecto legislativo en marcha, el nuevo estatuto de autonomía para Cataluña. He procurado casar su intervención con las preguntas esenciales que a cualquiera se le podrían ocurrir al respecto.

President, ¿qué puede decirnos en defensa del nuevo Estatuto? "Que la prioridad es ahora que obtenga un 'Sí' concluyente".
President, ¿qué beneficios nos va a reportar a los ciudadanos catalanes el nuevo Estatuto? "Que lo que tenemos delante es el debate de qué va a ser España, que abrirá una segunda transición del Estado de las Autonomías".
President, ¿qué artículos recomienda leer con más esmero, a modo de ilustración del conjunto del texto estatutario? "Tanto el tacticismo voraz del PP como el no de ERC son una lucha de perros entre dos fundamentalismos".
President, ¿por qué es necesariamente bueno que las administraciones estén tan cercanas al ciudadano, tan controladas por unos pocos, con la posibilidad creciente de corruptelas y amiguismos? "Los ciudadanos son conscientes de que España es plural y el Estatut no rompe nada".
President, ¿considera positivo para el desarrollo de una sociedad abierta el desmesurado intervencionismo económico, político, lingüístico o cultural que impregna todo el texto del nuevo Estatuto? "No hay nada de todo lo que tiene el Estatut que no pueda estar en otro estatuto. Es más, estará".
President, usted salió elegido tras 23 años de pujolismo y ha aprobado el que era el gran proyecto electoral del pujolismo en la última campaña. ¿Le parece normal que en Cataluña no haya habido ningún cambio político desde la transición, y que sea imposible distinguir la obra de gobierno del pujolismo con su obra de gobierno? "Hemos llegado lejos, donde mis abuelos querían llegar sin romper lo que no querían que se rompieran".
President, algunos fachas botiflers, sin duda con mala fe, dicen que esto del Estatuto no es más que un enorme bodrio incomprensible cuya intención es idiotizar a la población mientras el stablishment de la élite político-socio-empresarial catalana incrementa su capacidad de influencia sobre los ciudadanos de Cataluña y sobre las instituciones del resto de España. ¿Qué puede decir usted para desmentirlo? "Que tanto el no del PP como el de ERC suponen la derrota del catalanismo, el inmovilismo de Cataluña y el uniformismo, además de que alimentaría la desafección y la radicalización de los catalanes. Populares y republicanos son unos insensatos extremos".

Insensatos extremos, dice el hombre que afirma que existe una forma catalana de hacer las cosas, y el que opine lo contrario dice tonterías. La crítica más efectiva que se puede hacer a este estatuto es que nadie consigue construír una sola oración en que sea capaz de defenderlo con hechos. Y digo con hechos, no con opiniones, con las que Maragall y todo el nacionalismo catalán nos va a inundar a diario de aquí al 18 de junio.

Cataluña sigue necesitando una catarsis de la que emerja una nueva clase política dirigente, con las mismas preocupaciones que los ciudadanos de a pie, controlada por la sociedad civil y no a la inversa, que legisle, que estimule la iniciativa privada y no subvencione, que reniegue de los mitos e imaginerías del particularismo étnico identitario. Los ciudadanos catalanes tenemos la oportunidad de abandonar, por una vez, la decadente cobardía con la que hemos tratado al poder político en los últimos 30 años y dar un merecido castigo al nacionalismo catalán, tumbando su estúpido estatutito mágico, en el que todo cargo de la Generalitat se mira y se ve reflejado. Una reprimenda categórica que tarden en olvidar.