domingo, abril 23, 2006

La hemeroteca maldita


El País - Edición Catalunya
Martes, 22 de marzo de 2005

Xavier Vendrell
TRANSPARENCIA Y RIGOR

El fantasma del descrédito recorre la política desde que, con poca habilidad, hemos colocado en el centro del debate las sospechas de posibles irregularidades en la contratación de obra pública y, de paso, el oscurantismo que rodea la financiación de los partidos. A criterio de los comentarios que escucho y de las encuestas que han hecho diferentes medios de comunicación, es descorazonador ver la concepción que la ciudadanía tiene de la gestión de los políticos cuando nos acercamos a la pasta. No podemos dejar que la percepción cuaje, que el suflé baje y que todo siga igual.

Independientemente de la investigación que hacen la Fiscalía de Cataluña y la comisión que hemos impulsado en el Parlamento, desde Esquerra tenemos el compromiso de las "manos limpias", la promesa que nos ha llevado donde estamos y que, más allá de un eslogan electoral, es la filosofía con la cual queremos gobernar. Para que así sea, trabajamos para desarrollar al máximo las herramientas de control de la gestión pública, como será la Oficina Antifraude que incluímos en el acuerdo del Tinell y que ara debatiremos en el Parlamento. Este organismo ha de garantizar la transparencia y eficacia de todas las actuaciones de las administraciones catalanas. En el caso que ahora ocupa la actualidad, la contratación de la obra pública, no se trata sólo de evitar la malversación de fondos públicos mediante el cobro de comisiones. También hay que cortar de raíz la práctica habitual de las lasrgas cadenas de subcontrataciones, que acaban en rebajas de los costes y que, por inasumibles, van directamente en detrimento de la cualidad de la obra en cuestión. Sería bueno que tomasen nota más allá de Cataluña. Considero, firmemente, que otros deberían seguir el ejemplo, porque el fantasma no conoce fronteras y sus cadenas han sonado o suenan con más o menos fuerza aquí o en la Asamblea de Madrid, por poner un ejemplo. La clave es la transparencia, el control que garantiza la publicidad, pese a que en este caso no hay suficiente con matar al perro para que se acabe la rabia.

Es un paso adelante que pongamos todos los mecanismos que están a nuestra disposición para que el dinero público que gestiona el Govern no vaya donde no ha de ir, pero los niveles alarmantes de desconfianza obligan ahora, más que nunca, a erradicar no sólo la posible fuente de descontrol, sino también los bolsillos a donde pueda ir a parar. Insto, pues, a recuperar una vieja reivindicación de Esquerra para modificar la Ley de financiación de partidos políticos, con la misma filosofía de cuentas claras que exigimos a los ciudadanos en el momento de cobrarles los impuestos. Si a título individual un inspector de hacienda no tolera un ingreso del cual no se conoce la procedencia, a título colectivo, teniendo en cuenta que los partidos son la garantía de participación de esta ciudadanía en el sistema democrático, esto tampoco debería ser posible. Pongamos nombre y apellidos a las donaciones que recibimos los partidos y encontes nadie se tendrá que querellar cuando le pidan explicaciones por ingresos astronómicos no identificados que en el fondo son una trampa que le dejan indefenso. La legalidad no nos ampara ante la rumorología, y este es uno de los motivos por los que, como secretario de Organización y Finanzas, siempre he rechazado participar de un juego que no me está permitido, claro.

Me enorgullezco de poder mostrar sin miedo toda la contabilidad del partido y, esta misma semana, la he puesto a disposición de todo aquel que la quiera consultar. Con la fuerza moral de las "manos limpias" defiendo que en los partidos tiene que entrar lo que haga falta -no nos tiene que dar miedo decir lo que necesitamos y encontrar la fórmula que lo haga posible sin sombras-, pero que todo sea absolutamente transparente. Es urgente un debate sereno y profundo que culmine en las reformas necesarias para que la ciudadanía recupere la confianza plena que le deberíamos merecer. Desde la transparencia y el rigor, los partidos son y deben ser la herramienta de participación de la ciudadanía y la mejor garantía que tengan del Estado de derecho. Nos jugamos mucho porque no es en vano que las formaciones políticas son el primer enemigo que batir en las dictaduras.

En estos momentos, las circunstancias nos piden superar el debate del 3%, no ignorándolo sino aclarándolo. No podemos permitir que el PP, aprovechando la debilidad de CIU y el PSC, intente distraernos de los objetivos más importantes que tenemos sobre la mesa: un nuevo Estatuto que garantice más poder para Cataluña y, sobre todo, una financiación justa para nuestro país. No podemos permitir que la pelea política infantíl en Cataluña dé impunidad a España para continuar robándonos.

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Hay que ver cómo las gasta Libertad Digital. El día que traduzco del catalán el artículo de Xavier Vendrell, acuden a mi blog galopantes y lo cuelgan en su web, pero sin referencias. ¡De nada, FJL!