jueves, marzo 23, 2006

Las opiniones aquí vertidas serán contrarias a las de la mayoría


Llevamos más de 24 horas seguidas de chirrido audiovisual y gubernamental acerca del alto el fuego permanente (sic) de la banda terrorista Eta. En este tiempo, hemos podido escuchar a Josep Antoni Duran diciendo que él apoyará al gobierno incluso si se equivoca, como ha hecho siempre en política antiterrorista; hemos visto a un periodista de cámara del tripartito pidiendo la excarcelación de los presos etarras; hemos visto a María Progresa Campos diciendo que ahora Eta se puede convertir en una organización política, y a María Antonia Iglesias rematando y diciendo que ya no son terroristas.

Y digo yo, Duran: apoyar al gobierno ¿a qué? Si la tregua es permanente, nada hay que hacer ya. Alto el fuego PERMANENTE ¿no? ergo ya está todo hecho. A otro asunto.


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Eso:

"Hay que construir un marco democrático para Euskal Herria reconociendo los derechos que como Pueblo le corresponden."

"Los Estados español y francés deben reconocer los resultados de dicho proceso democrático, sin ningún tipo de injerencias ni limitaciones."

"La decisión que los ciudadanos vascos adoptemos sobre nuestro futuro deberá ser respetada."

Me considero un ciudadano libre, y como tal no acepto la tutela ni las exigencias que aparecen en el comunicado de Eta. Nadie que crea en la libertad puede aceptarlo. Si, como dice María Progresa Campos, los tres encapuchados de ayer ahora son miembros de una asociación, tienen la misma autoridad moral que el cartero de mi barrio (de hecho, tienen bastante menos, por supuesto) para plantear exigencia alguna.


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Recordar, cual Pepito Grillo, que no cabe ninguna excepcionalidad o transitoriedad indulgente hacia los terroristas es, visto el panorama mediático de ayer y hoy, arduo y molesto.

Egregio lector: si usted es -legítimamente- partidario de las conversaciones (o exploraciones, o negociaciones, o como quieran llamarlo), le felicito, vienen tiempos de vacas gordas. Si no lo es, y se encuentra en una situación, similar a la mía, de soledad ideológica en su entorno, ya sabe que sólo nos queda acurrucarnos en una esquina del pensamiento político actual, mientras el pidamosalgobiernoquenegocie-ismo arrasa con todo a su paso.