sábado, noviembre 19, 2005

La autonomía como juguete


Creo firmemente en la existencia de una correlación directa entre irresponsabilidad política y poder autonómico. O, dicho en otras palabras, que las autonomías están, en España, pensadas para no servir para nada útil.

En la práctica, tal y como está pensada la configuración administrativa en nuestro país, un gobierno autonómico es un simpático artefacto que mezcla a partes iguales retórica regionalista y gasto público. En la mente de los ciudadanos, el desempeño del poder político reside básicamente en el gobierno central y en los municipios, pero el escalón autonómico suele estar evadido de responsabilidades, cosa que aprovechan los prebostes regionales para politiquear y pasarse media vida hablando sobre la nada.

Demasiado ocupados están nuestros autonómicos en sus grotescas trifulcas de parcelas de poder como para desempeñar las funciones legislativas o ejecutivas que supuestamente les corresponden. A cambio, pan, circo y gasto, mucho mucho gasto. Por ello, y dado que estoy harto de que el imaginario progre tache de inmovilista el estar en contra de transferir más poder a las administraciones autonómicas, paso a ser partidario yo también de las reformas institucionales: cerremos las autonomías.