martes, junio 21, 2005

El examen


De la misma forma que tenemos el día sin coches, ¿quién no ha sentido alguna vez la sensación de necesitar un día sin políticos? En Cataluña tenemos un caso intermedio: políticos y cargos diversos, los hay más que en ninguna parte, pero con la particularidad de que el gobierno regional no gobierna.

En efecto, prueben a pensar en una sola medida que haya aprobado o aplicado el glorioso gobierno que se sostiene sobre tres endebles patas PSCCpCERCICVEUiA. Positiva o negativa, no encontrarán ninguna. El tripartit, o cómo llevar un año y medio en el gobierno sin haber hecho nada.

Para compensar, los nacionalistas de todos los partidos de vez en cuando se inventan alguna normativa tonta. La última, hacer pasar un examen a los altos cargos elegidos por el Parlament. Lo mejor es este suculento párrafo:

"A continuación, añade que esta comparecencia se hace para que el Parlament pueda valorar públicamente la posición ideológica, la capacidad profesional y los proyectos de trabajo de cada persona candidata a ocupar el cargo."

Yo ya sé que no hay nada que pueda acabar escapando del control de un político, pero como mínimo no estaría mal disimular, y no dejar tan explícito que el examen servirá para certificar que no se cuela ningún discrepante a algún puesto de relevancia.