jueves, junio 09, 2005

Dimes y diretes zetapenses


Dijo que nunca avanzaría los datos del paro antes de tiempo y de forma populista, pero acabó anunciándolos antes de tiempo y de forma populista en el congreso de la UGT. Luego, Caldera afirmó que el presidente no tenía los datos, sino que sólo había hecho una prospección en base al número de vehículos matriculados en el mes anterior.

Dijo que nunca utilizaría los medios públicos como medios de partido, pero acabó yendo a 59 segundos siendo el único interviniente con tiempo ilimitado y sin derecho a repreguntas, al más puro estilo Aló Presidente.

Fue el secretario general del partido que alentó y nunca condenó las movilizaciones agitativas de los días 12 y 13 de marzo de 2004 y de marzo y abril de 2003. El 15 de mayo de 2003, responsabilizó al gobierno de entonces del atentado terrorista contra la Casa de España en Marruecos, aunque luego acabaría afirmando que él siempre había sido leal al gobierno anterior en política antiterrorista.

Dijo que la política de Nicolás Redondo Terreros era la misma que la suya. Luego, lo echó.

Dijo que la foto de las Azores, en concreto la instantánea en la que Bush ponía una mano sobre el hombro de Aznar simbolizaba la sumisión española al ogro americano. Luego, se hizo una foto con Maradona y Chávez, mano sobre hombro que, es de suponer, análogamente simbolizaría la sumisión española al gorila venezolano.

Dijo que el acento tejano de Aznar era ridículo (que lo era). Luego, everybody bonsais y messiers les diputés, la France vote oui.

Dijo que el pacto por la justicia garantizaría la independencia judicial. Ahora, Cándido Conde Pumpido releva de su responsabilidad a Eduardo Torres Dulce, fiscal al que le tocaba dirimir una denuncia contra el propio Conde Pumpido.

Dijo que tenía un ansia infinita de paz. En rueda de prensa conjunta con el presidente ruso, días después de haber ordenado el asesinato del presidente legítimo de Chechenia, preguntado a tal efecto, se limitó a decir: "Yo es que respeto la política de cada país".

El presidente Rodríguez, o cómo vivir perdido en medio de la nada y salir siempre victorioso.