miércoles, mayo 25, 2005

La seva


Poco después de las once de la noche, ayer en el Canal 33. Ahí estaba Arnaldo Otegi, dirigente de Batasuna, filósofo y exsecuestrador de empresarios vascos. No es la primera vez, y seguramente no será la última, que la televisión pública (la que pagan todos los ciudadanos de Cataluña, incluso los que no son socialistas e incluso los socialistas que son partidarios de derrotar al terrorismo) concede cobertura informativa al portavoz de un grupo proetarra, a la sazón ilegalizado con todas las garantías por los tribunales.

La inefable Mónica Terribas volvió a insultar a la inteligencia de sus espectadores ayer, volvió a reírse de las víctimas del terrorismo que ha habido en Cataluña, volvió a permitir que en su programa se propaguen los mensajes que los terroristas quieren que se propaguen, haciéndole una entrevista-masaje a una persona capaz de decir sin pestañear que se es mejor por ser vasco, que en todas partes hay víctimas y que la culpa de que haya los atentados terroristas la tienen los que padecen los atentados terroristas.

Yo hace tiempo que procuro ver poca televisión en general, y poca televisión pública catalana en particular. Sin embargo, sé que TV3 sigue emitiendo, porque cada día en sus instalaciones de Sant Joan Despí se produce una cierta cantidad de excrementos como la actuación de la Terribas. Todos los días, desde hace ya mucho tiempo, de TV3 fluye aproximadamente un metro cúbico de desechos diario. Y cada día un metro cúbico más.

De esta forma, la única evidencia que a estas alturas tenemos de que los programas como el de la Terribas se siguen emitiendo es el enorme pozal de mierda que recubre los estudios de TV3, un aglomerado de boñigas que todos los días crece un metro cúbico, y otro, y otro metro cúbico más cada día. El día que TV3 cierre, lo sabremos porque desde ese día la cantidad de excrementos que la envuelve permanecerá constante, y la humanidad se ahorrará un metro cúbico diario de mierda.