viernes, enero 21, 2005

Ojos que no ven (I)


Uno de los lamentables fenómenos que el género humano ha engendrado en los últimos siglos es el terrorismo. La política del terror, originaria de la Revolución Francesa, se basaba en que en situaciones excepcionales la maquinaria del Estado se veía legitimada para transgredir su propia legalidad usando mecanismos excepcionales.

En la actualidad, la política del terror está desplazada respecto de su concepción inicial: no se ejerce desde el Estado, o como mínimo desde el Estado occidental, sino para doblegar al Estado. Hoy día, el terrorismo persigue precisamente que la maquinaria del Estado transgreda su propia legalidad haciendo concesiones excepcionales. Y para ello, el terrorismo busca la notoriedad pública, la propaganda. Las organizaciones terroristas no utilizan como herramienta de comunicación únicamente los asesinatos: es mucho más eficiente conseguir que sólo el miedo sea suficiente como para condicionar una decisión o una actitud.

En cualquier aspecto de la vida en el que nos enfrentemos a alguien, sólo conociendo al adversario se le puede doblegar. Si alguien quiere combatir el terrorismo, debe saber bien qué es y qué pretende, no qué dice pretender. El presidente Rodríguez ya tuvo una heroica actuación antiterrorista al día siguiente de su toma de posesión, anunciando la retirada de las tropas españolas desplegadas en Irak, en algo que supuso en toda regla una concesión a la voluntad de los terroristas. Una concesión que tanto ha servido para evitar que ya no seamos objetivo del terrorismo islámico.

Ahora, ZP dice que si hay una mínima posibilidad de terminar con el problema del terrorismo etarra, él va a intentar conseguirlo. Yo espero que se consiga derrotar al terrorismo etarra, pero, precisamente por eso, espero que no fructifique lo que pretende ZP. Por el bien de todos. (Continuará mañana)


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Mega-Paridario

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