sábado, enero 15, 2005

El Estado garantista


Son las grandes consecuciones de la civilización occidental. La democracia no se reduce a ejercer el derecho al sufragio, eso en una democracia consolidada es casi accesorio: la democracia subyace también en la separación de poderes, la inviolabilidad del domicilio, el respeto a la propiedad, las garantías procesales. Y en un Estado garantista, ante la justicia todos somos iguales.

O eso se supone. El próximo lunes 24 de enero se iniciará el juicio contra Emilio Botín, José María Amusategui y Ángel Corcóstegui, a cuenta de las indemnizaciones millonarias que el primero pagó, con cargo a las reservas del Banco de Santander, para hacerse con el poder absoluto en la entidad. Es sumamente llamativo que un desconocido magistrado, un tal Gómez Bermúdez, haya decidido autodesignarse presidente del Tribunal, produciendo una especie de dictamen en el que justifica su propio nombramiento.

En ese texto, el juez Bermúdez produce esta bella construcción: "el presidente de la Sala de lo Penal es juez natural predeterminado por la Ley de todas las secciones de la Sala", esto es, se define a sí mismo como "juez natural" para el caso, saltándose todas las normas de la Sala de Gobierno de la Audiencia Nacional, que es quien debe dictar la composición de sus salas, sin reacción conocida por parte del Ministerio de Justicia ni por parte de la oposición.

Casi simultáneamente, se ha conocido también que el actual presidente del SCH, don Emilio Botín, ha efectuado una donación de 300.000 euros a la campaña gubernamental para animar a la participación en el referendum de la Constitución Europea.

Naturalmente, tanto el autonombramiento de un determinado juez como el desinteresado donativo del banquero a diez días del juicio que le puede comportar una pena de prisión son fortuitas casualidades. Todos sabemos que el nuestro es un país garantista, sin tratos de favor ni corruptelas.