miércoles, diciembre 29, 2004

Propósitos


Para 2005, el presidente Rodríguez tiene un ansia infinita de paz y deseos de una alianza de civilizaciones. ZP aspira también en 2005 a que Bush decida devolverle la llamada del día 4 de noviembre, y también aspira a descansar. Descansar mucho.

Mariano Rajoy sigue esperando para el año próximo un gobierno débil e inestable, y si ello no es posible, un gobierno inestable y débil, además de un poco de calma entre los militantes del PP de Alicante, Lérida y Asturias.

Pedro Solbes ignora que uno no puede pedir deseos imposibles de cumplir, y espera que la Reserva Federal norteamericana no suba los tipos de interés; que la economía española no se resienta de la ausencia de reformas, consecuencia de la inactividad legislativa en los 8 primeros meses del gobierno ZP; que, pese al aumento de gastos y disminución de ingresos, el deficit público no influya en la creación de empleo; etcétera.

Pepiño Blanco sólo quiere que la oposición acete sus prerrogativas concetuales.

Carmen Calvo, ministra de Cultura, desea aprender a leer y no volver a decir en público lindezas del estilo "esa prosa que Don Gonzalo ha sabido coger como un rábano por las hojas".

Pasqual Maragall desea que 2005 sea un año en el que la eurorregión Pirineos-Mediterráneo pueda influír decisivamente en la integración del marco de un estado español federal ibérico con las comunidades nacionales subsumidas en una Europa de los pueblos cuyas regionalidades históricas den un sí combativo a la reforma de los estatutos que posibiliten un cambio [...]

María Teresa Fernández, de la Vogue, tiene un firme propósito a partir del 1 de enero: "No tengo adicción: cuando quiera dejar las rectificaciones, las dejo, que yo controlo. Sólo una más, y lo dejo."

Josep-Lluís Carod-Rovira no pide nada, está demasiado ocupado idolatrando a su ego.

Por último, la directora general de Protección Civil, Celia Abenza, sólo quiere que a nadie se le ocurra viajar sin cadenas, que lo capa. Es bien conocido que circulando con cadenas es perfectamente despreciable una nevada de 2 metros.

***

Inventar una patria sale carísimo. Un millón de euros, la broma de esta noche entre Catalunya -en este caso, Catalunya, que no Cataluña- y Argentina. Y digo broma, porque un partido de fútbol Cataluña-Argentina no es representativo de una nación. La verdadera nación catalana son nueve tíos jugando a hockey.